Tuesday, April 14, 2009

La lectura en el trono

No sé cuantos de ustedes suelen ir a cagar llevándose una revista o diario arrolladito bajo el brazo o un libro en la mano.
No imagino que carajo hacen los que van a cagar sin material didáctico para amenizar la espera tampoco.
Miran los azulejos con cara extasiada?
Cuentan una cuenta regresiva mientras.. ya saben…?
Examinan sus pantorrillas metódicamente en busca de pelitos encarnados?
Mandan SMS furiosamente a toda su agenda?
Recuerdan entre risotadas aquel chiste del loro que terminaba con CUARENTAITREEEES SETEEENTAAA!..? (solo para ancianos)

Ese, es un misterio que desvelaré alguna vez, haciendo heroica investigación de campo.

Mientras, lo que me inspira hoy son esa situaciones en las que uno entra al baño apurado, o sin haber encontrado nada que leer, y procede entonces a… (Vamos, todos los saben.. a coro)
LEER LAS ETIQUETAS DE LOS PRODUCTOS DEL BAÑO!

Quién no ha pasado algunos esforzados minutos de su vida leyéndose completita la etiqueta de Mr. Músculo Cream, o el reverso de cualquier pote rosita de Sedal?
No se pusieron a pensar nunca, cuando leen los teléfonos de los hospitales al final, que a NADIE en su sano juicio se le ocurriría ir a buscar ayuda justo ahí cuando el nene se traga un litro de lavandina para ver si se destiñe como Michael Jackson?

Las etiquetas de los productos no sirven para un carajo.
No veo la necesidad de informar que el lysoform contiene fenilfenol al 0.1% cuando a continuación te meten: principios activos 100%.
Y si soy alérgica a uno de esos principios activos que NO dicen que son, y en cambio el fenilfenol me produce cosquilla?? Ehhh??
Y las instrucciones de uso… Bueh.. No digo que algunas tilingas no vayan a necesitar instrucciones para usar el shampoo porque las hay (puedo dar fe de ello desde que cada piba q viene a limpiar se manda algún moco de los jodidos usando variados productos de limpieza), pero todo el mundo sabe que si necesitas las instrucciones, sos el tipo de persona que NO va a leer para informarse a respecto.

Yo propongo, entonces, que los fabricantes de “productos que van en el baño” se dejen de joder con tanto palabrerío inútil, y empiecen a usar la parte posterior de todo tarro para difundir un poco de cultura o diversión "bañil" carajo.
No sería un boom!?
Imaginen esto, por ejemplo:

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Encima, las compañías podrían hacer jugosos tratos con marcadores tipo Edding, o incluso con estrellas en ascenso, para aparecer en un crucigrama, como este:

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También podrían difundir la cultura popular, poniendo todas esas pintadas que nos deleitan en los baños públicos, tales como:

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O porque no, algún extracto de “Filosofía en el tocador” del Marqués de Sade en el reverso del Poett.

Diganme si no seria una pegada tener todos los tachos con cosas mas interesantes que


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