Thursday, September 01, 2005
The Zeith True Serial Chiquen History (o Chicken para los elitistas)
7 de la mañana en Buenos Aires, un día nublado, que anuncia tormentas… Los goth chochos… Mi planta también; ya va reptando exaltada hacia el balcón! Le tiro una patada para no perder mi autoridad, y prendo mi PC, mi pucho, mi cocina… todo con el mismo fósforo (la PC no; soy bruta, pero no es pa tanto), quemándome la yugular. (O.o)
En el silencio matutino, propio de “Happy End” de película de terror… Chan chan…Siiiii! Pasa lo de siempre, el monstro vuelve a aparecer!!! Argh
A lo lejos escucho el canto de mal agüero de nuevo!!!!!
Mi alma se congela, y me remonto al pasado… (ja, era el principio de la película, no el final… era de las retroactivas… vithe).
Yo vivía… en el bosque muy contentooo…. ( duh, se me coló un hippie… juiiiira!!!)
Ejem… yo vivía con mis viejos en un barrio de Córdoba, tan cercano a las montañas, que se parecía al ámbito de Heydi, pero sin el abuelo pedofílico. Ahí había cabras, había pinos, había vacas idiotas, había… había… OH mi dios, me estremezco… HABÍA UN GALLO.
Al principio, como toda película clase Z, cuando te mudás a la casa de tus sueños, nada parece amenazador… Era un gallo como cualquier otro, morrudo, eso si, de plumas coloridas, caminar bamboleante, pero nada que presagiara la horrible transformación.
Los hechos se desencadenaron sutilmente…
Un kikirikiiiiiiiii, a la mañana, de saludo al sol… todo bien… durante una semana...
Ya a la semana siguiente, un kikirikiiiiiiiii a las 9 de la noche…
Mi vieja con cara de ameba, diciendo embelesada:
- Ah pobrecito, esta confundido el gallo… jijiji…
Yo oteé con interés hacia el otro lado de la tapia (¿¡¿No les conté que tengo vista de Rayos X que atraviesan paredes?!?.. No?? Debe ser porque no la tengo, maldición…), pensando que si el gallo estaba reloco, algo raro debía haber plantado ahí.
Me prometí hacer una incursión, cualquier día en que estuviera sola para recabar mas detalles sobre tan importante suceso.
Y así fue, que a los dos días, fleté a mis viejos a la farmacia más lejana, con la excusa de buscarme óvulos vaginales, por tener una infección feroz… (Era excusa, soy limpita che), y rauda, me encaramé a la tapia, buscando desesperada la marihuana.
Pero... hete aquí, que el abominable animal también estaba encaramado a la tapia, y censuró mis intentos de Okupa con dos certeros picotazos entre ceja y ceja, que me hicieron desplomarme de la tapia, cual ratero malogrado.
Desperté entre las lamidas de mi perra en la cara, y mis viejos mirándome azorados…
En el silencio matutino, propio de “Happy End” de película de terror… Chan chan…Siiiii! Pasa lo de siempre, el monstro vuelve a aparecer!!! Argh
A lo lejos escucho el canto de mal agüero de nuevo!!!!!
Mi alma se congela, y me remonto al pasado… (ja, era el principio de la película, no el final… era de las retroactivas… vithe).
Yo vivía… en el bosque muy contentooo…. ( duh, se me coló un hippie… juiiiira!!!)
Ejem… yo vivía con mis viejos en un barrio de Córdoba, tan cercano a las montañas, que se parecía al ámbito de Heydi, pero sin el abuelo pedofílico. Ahí había cabras, había pinos, había vacas idiotas, había… había… OH mi dios, me estremezco… HABÍA UN GALLO.
Al principio, como toda película clase Z, cuando te mudás a la casa de tus sueños, nada parece amenazador… Era un gallo como cualquier otro, morrudo, eso si, de plumas coloridas, caminar bamboleante, pero nada que presagiara la horrible transformación.
Los hechos se desencadenaron sutilmente…
Un kikirikiiiiiiiii, a la mañana, de saludo al sol… todo bien… durante una semana...
Ya a la semana siguiente, un kikirikiiiiiiiii a las 9 de la noche…
Mi vieja con cara de ameba, diciendo embelesada:
- Ah pobrecito, esta confundido el gallo… jijiji…
Yo oteé con interés hacia el otro lado de la tapia (¿¡¿No les conté que tengo vista de Rayos X que atraviesan paredes?!?.. No?? Debe ser porque no la tengo, maldición…), pensando que si el gallo estaba reloco, algo raro debía haber plantado ahí.
Me prometí hacer una incursión, cualquier día en que estuviera sola para recabar mas detalles sobre tan importante suceso.
Y así fue, que a los dos días, fleté a mis viejos a la farmacia más lejana, con la excusa de buscarme óvulos vaginales, por tener una infección feroz… (Era excusa, soy limpita che), y rauda, me encaramé a la tapia, buscando desesperada la marihuana.
Pero... hete aquí, que el abominable animal también estaba encaramado a la tapia, y censuró mis intentos de Okupa con dos certeros picotazos entre ceja y ceja, que me hicieron desplomarme de la tapia, cual ratero malogrado.
Desperté entre las lamidas de mi perra en la cara, y mis viejos mirándome azorados…
- Es la fiebre, por la infección... eso… - alcancé a mascullar, mientras miraba de reojo al gallo, que se hacía el pelotudo con una maestría digna de Tinelli.
Y de ahí en más… empezó el caos…
Cada noche, el silencio reinaba en la oscuridad, hasta que apagaba la luz de mi pieza, dispuesta a entregarme a los brazos de Morfeo… Justo ahí, cuando ya me relajaba placenteramente, el gallo maquiavélico comenzaba su letanía, fuera cual fuera la hora: 3 am, 5 am, 11 pm… no importaba... La onda era romperme las pelotas a mí.
Kikiriquiiiiiiiiiiiiiiiiiiii… kikiquiriquiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…
No valieron zapatillasos, ni chumba a la perra (que le tenia terror, no es estúpida), ni siquiera el veneno para ratas ocultado amorosamente en una lechuguita (debe ser que se la comió mi vieja, por eso tremenda cagueta le agarro aquel nefasto día).
El hijo de puta chillaba a toda hora en que me dispusiera a dormir, al lado de mi ventana, cual amante despechado.
Ya me resignaba a mi destino cruel, cuando un viaje se llevó a mis padres, y me dejo con un malón de gente mal presentada, alcohólica y parrandera.
La fiesta terminó en su apogeo, con un amigo vomitando el pasto mientras se reía a carcajadas, cosa que hizo las delicias de los presentes. Dispuestos todos ya a dormir, antes que el sol se levantara y nos reventara las pupilas, nos echamos por donde hubiera lugar. La modorra del alcohol nos acunaba dulcemente, cuando…. Oh, si, créanlo:
KIQUIRIKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!! La primera emisión no causo impacto.
KIQUIRIKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII… a la segunda, algunos levantaron la cabeza del piso.
KIQUIRIKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII a la tercera, ya se notaban algunos brillos asesinos en los ojos…
y a la cuarta, se organizo una partida de caza q hubiera dado envidia a la INTERPOL.
Raudos saltamos todos la tapia, mientras la gorda del frente, escoba en mano, nos miraba maliciosa. (La hija de puta se levantaba a barrer a las 5 am).
Los dominios del gallo estaban desiertos, pues era la casa de fin de semana de un tipo que tenia toda la pinta de psicópata. Entre cincuenta gallinas sueltas que cloqueaban bobaliconamente, logramos divisar al gallo encaramado a un árbol, lejos de nuestro alcance, y que nos hacía ¿Cooot? Cooot? Ladeando la cabeza, sarcástico.
Eso encendió nuestros ánimos, y partimos a trepar el árbol como posesos. Los más racionales, se quedaron abajo, tirándole furiosamente piedras, palos, gallinas cluecas, y todo lo que tenían al alcance de la mano. Por fin, un avezado trepador, logro agarrarse de las plumas traseras del gallo, y lo tiro al suelo, cayendo por detrás al grito de: ¡Acá vaaaaaaaaa el hijo de putaaaaaaaayyghhh!!! (El “yyghhh” corresponde al momentum en que se hizo pelota contra el suelo).
Me lancé de cabeza a la multitud que clamaba por sangre, tirando codazos y patadas para llegar. Por fin conseguí manotear el cuello del monstruoso animal, que intentó un rictus estúpido, como para hacerme creer que era un simple gallo… Pero no. No caí en sus sucias artimañas.
Lo agarré de bien debajo del pico, di una vuelta de brazo, 180º, y lo estrellé contra el piso. Ya empezaba a cantar mi victoria, mientras los demás imaginaban el suculento puchero, cuando el gallo, como poseído, me largó un picotazo increíble a la mano, y salió a los pedos, con Nitro puesto, para unas pencas. Y ahí se quedó el degenerado, no hubo forma de sacarlo, ni con palos, ni con hacha, ni con palabras amables:
- ¡VENI ACA cago en dió (mascullo), GALLO MARICA!... SALI SI SOS MACHO…
Y él contestaba:
- Minga, pete, ni en pedo, salí de la puerta o llamo a un GM, son grosos ustedes? Ahhh?? Y nos hacia faquiu.
Tuvimos q desertar de tan gloriosa campaña, porque la vecina ya daba gritos de alarma:
- Al ladrón, al ladrón!!!... Se están choriando los poioo!!!!!
Volvimos cabizbajos, resignados a dormir entre chillidos… Por suerte, la cogoteada había sido severa, y el monstruo se quedó callado…
Ya vuelta la normalidad, pintadas las paredes, y arregladas las cosas con la cana, mis viejos volvieron de sus vacaciones, hechos unos pimpollos. Yo, en cambio, tenía ojeras que arrastraban hasta el mismísimo infierno. El gallo no cantaba más hacía rato, lo que despertó sospechas en mi vieja (amén de lo que le dijo la vecina, claro).
- Vos no le hiciste nada, no?? – reclamaba en medio de una escena ecologista.
- Nahhh… que va... mirá si voy a matar un bicho así, mamá, por dios... ¿Que te crees que soy?
El gallo no aparecía ni arriba de la tapia ya, y yo me lo imaginaba muerto, podrido, con una patita estirada en agonía, y cuando quería sentir cargo de conciencia, fracasaba miserablemente, con una sonrisa maniatica.
En tal estado de paz quedaron las cosas, cuando una noche, pleno verano, semanas después de lo ocurrido, voy hacia la ventana, la luz apagada, para posicionar mejor el ventilador asmático que tenía, cierro la cortina, y… AHÍ ESTABA!!! Parado sobre MI pino, o sea, dentro de MI propiedad, mirándome mientras susurraba: cooooot… con unos ojos espantosamente rojos…
Mi alarido trepanó los tímpanos de los mosquitos:
- CUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUURNYYYYYYYYYYYYYYYYY… A ELLLLLLLLL!!!!!!
(Mi perra se llamaba Coutney Love Cobain, nombre consensuado muchos años atrás por una reunión de borrachos nostálgicos, tal cual la de la cacería, pero comúnmente solíamos llamarla ”Curny”, en honor al nulo inglés de mi vieja).
La perra me miró, miró al gallo, me miró a mí de nuevo, se fijó con más detalle en los ojos rojos, y comenzó a retroceder hacia el quincho, con la cola entre las patas, y una mirada que claramente decía:
- Só loca vo?? No vé que tiene los ojo rojo boluda???
Mi mano temblaba sobre la cortina, y las palabras se colaron en mi “cerebro” ( seh, ya sé… lo expliqué muchas veces.. pero algún nombre hay que darle a esa masa informe que tengo dentro del cráneo):
SERIAL CHICKEN…
Dos días después, tome mis bártulos, y me mude con Barb, que era otra psicópata, pero al menos, no mordía…
Nota de la Autora: se preguntarán de dónde mierda escuché un Gallo en plena Capital Federal.- Bue, no se pregunten tanto... Era para adornar la historia nomás… Nadie le pregunta a Stephen King que carajos hacía en un cementerio su personaje X las 8 de la noche de un invierno si era contador…
Labels: El Mundo Contra Mí ¬¬
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